1. Definir los medios de comunicación

En este cuarto y último módulo vamos a abordar la difusión de las colecciones digitales. Esta es una tarea fundamental, dado que en todo proceso de digitalización de colecciones con valor cultural, la misión principal es facilitar el acceso y el involucramiento de la sociedad con los materiales. Este involucramiento tiene que ver con el disfrute de los contenidos, y también con su discusión, actualización y resignificación.

Para que todo esto ocurra, la adecuada selección de los materiales, la digitalización con la mejor calidad posible y la descripción lo más completa posible de los objetos digitales, son aspectos necesarios pero no suficientes. Podemos contar con un repositorio lleno de materiales relevantes organizados de la mejor manera, pero si no existe una comunicación eficaz de esos materiales, no vamos a poder cumplir nuestra misión de la mejor manera.

Vamos a ver a continuación algunas claves de la difusión de colecciones digitales. Todo proyecto de digitalización de materiales culturales que aborde la cuestión de la comunicación online de manera integral, precisa definir dicha comunicación en tres ámbitos bien demarcados:

a) El repositorio propiamente dicho

El repositorio es el lugar donde se alojan los contenidos, donde las usuarias y usuarios buscan y acceden a los mismos. Como ya vimos en el módulo anterior, opciones como Dspace u Omeka son ampliamente adoptadas y brindan en general una experiencia de usuario satisfactoria.

b) Un blog del proyecto

Pero además del repositorio, puede ser interesante que el proyecto de digitalización cuente con un blog o sitio web donde se puedan presentar los avances y las novedades, donde se puedan hacer acercamientos en profundidad a los materiales, donde los especialistas puedan contar sus puntos de vista y transmitir al público la riqueza de la colección. En suma, un espacio donde se va a generar una narrativa a partir de las colecciones digitalizadas.

Un ejemplo en el que se puede apreciar claramente la diferencia entre la función del repositorio y la función del blog es el de autores.uy, la base de datos de autores de Uruguay. Mientras que el repositorio está claramente enfocado en la búsqueda y acceso a los materiales, el blog cuenta la historia viva del proyecto. En algunos casos, esta función narrativa del blog se puede ejercer desde el propio sitio web de la institución, donde es posible destacar noticias y artículos sobre el repositorio. En otros casos, el blog puede estar incorporado en alguna pestaña del propio repositorio. Lo importante es que el repositorio y el blog estén enlazados mutuamente y que sean visualmente afines, de manera que se genere una continuidad entre ambos. Otro ejemplo excelente de uso de un blog es el blog de Europeana, donde se difunden las colecciones digitales del portal y se pueden leer historias en profundidad acerca de las mismas. El blog de la British Library es otro interesante ejemplo.

Una pregunta muy frecuente es: ¿por qué es importante contar con un blog para mi proyecto cultural, si ya puedo comunicarme con el público a través de las redes sociales? La respuesta es que el blog tiene al menos dos ventajas:

  • El blog es una herramienta que brinda autonomía: podemos personalizar su apariencia, publicar contenidos de la extensión y formato que prefiramos y organizar los posts de la manera que definamos, todo lo cual es difícil en las plataformas de redes sociales. Además, un blog propio brinda un espacio libre de los términos y condiciones muchas veces abusivos de los servicios de redes sociales. Un ejemplo de estos abusos se pudo ver en 2015 cuando Facebook censuró una fotografía antigua, publicada por el Ministerio de Cultura de Brasil que mostraba una pareja de indígenas, debido a sus políticas que prohíben las imágenes de personas desnudas. Muchas cuentas en redes sociales de instituciones culturales han sido censuradas o incluso han sido cerradas por publicar imágenes artísticas o culturales donde hay desnudos, o por mecanismos automatizados que identifican violaciones de copyright, a veces erróneamente.

  • El blog permite desarrollar una narrativa en el tiempo: mientras que las redes sociales están enfocadas en lo actual y en lo efímero, dificultando el acceso a las interacciones pasadas, el blog en cambio permite acceder más fácilmente a los posts viejos, así como navegar entre distintos posts, acceder a links externos, etc.

c) Perfiles en las redes sociales

La presencia de las instituciones y archivos en redes sociales es una de las principales formas de hacer visibles las colecciones y una manera de colaborar y tender puentes de ida y vuelta con el público. Un ejemplo muy interesante del uso de Facebook por parte de un archivo cultural es el caso del Archivo General de la Nación de Argentina, que publica constantemente piezas de sus colecciones. Otro ejemplo, en este caso de Flickr, es el archivo fotográfico The Commons, un proyecto en el cual distintas instituciones culturales comparten fotos históricas de sus acervos, y con la participación de los usuarios muchas de estas fotos son reconocidas y etiquetadas. De esta manera, los usuarios y las instituciones colaboran entre sí para darle mayor valor al patrimonio fotográfico, facilitando su circulación.

Si observamos las estadísticas sobre los canales de acceso a cualquier sitio web, vamos a descubrir que en la actualidad la mayoría de las visitas llegan a través de Facebook y Twitter. Estas visitas consisten, por un lado, en los enlaces que comparte espontáneamente la gente, sin intermediación de la institución. Por otro lado, la propia institución puede tener perfiles en las redes sociales desde donde compartir los materiales y conversar con la gente, a veces animándola con propuestas de participación, y otras veces respondiendo las preguntas y pedidos. Dependiendo de las dimensiones del proyecto de digitalización, la comunicación en redes sociales se puede hacer a través de los perfiles de las instituciones, o el proyecto mismo puede tener su propio perfil en redes sociales.

La elección de las redes en las que estar depende de cada proyecto, pero en general es conveniente estar en las principales redes, como Facebook, Instagram y Twitter, y también en redes más específicas dependiendo del tipo de contenidos que compartimos. Por ejemplo, en el caso de que el archivo se componga de imágenes, es recomendable usar también Flickr o Pinterest. En el caso de materiales en audio, es posible utilizar Soundcloud o Mixcloud. En el caso de materiales fílmicos y de otro tipo de contenidos audiovisuales, YouTube o Vimeo. Para el caso de materiales escritos, como ya vimos, es recomendable Internet Archive (que también permite compartir audio y video si es necesario).

Varias de estas redes, como Flickr, YouTube o Internet Archive, son a su vez repositorios, donde el contenido del repositorio propio quedará duplicado. Esto no es algo malo, sino que por el contrario, amplía las posibilidades de que los materiales sean descubiertos por personas que no habrían llegado a ellos a través del repositorio institucional. Asimismo, al postear los materiales en estas plataformas, pondremos los links a la ubicación original en nuestro repositorio, aumentando la visibilidad del mismo. Idealmente, entonces, vamos a tener el contenido alojado en nuestro propio repositorio, donde tendremos autonomía completa para guardar, ordenar y brindar acceso a los materiales; y además, en el caso de que existan plataformas de uso muy extendido para el formato de contenido que estamos ofreciendo, vamos a poner a disposición también allí los materiales.

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