Plataformas digitales colaborativas para el activismo social
7. Conclusiones
Ilustración representando una comunidad. Por Jasmina El
Bouamraoui y Karabo Poppy Moletsane para el 20° aniversario de
Wikipedia. En Wikimedia Commons. Licencia: Creative Commons CC0.
En este módulo hemos mencionado solamente algunos proyectos, los que consideramos más importantes a nivel global, pero hay muchos más. La misma lógica colaborativa de la que venimos hablando permite que emerjan proyectos nuevos, tanto globales como locales.
Se trata de proyectos vivos que necesitan cuidados comunitarios. Para sobrevivir y crecer, requieren de una cooperación organizada que los sostenga a lo largo del tiempo. Deben buscar recursos para pagar servidores e infraestructuras críticas (se trata de sitios web funcionando ininterrumpidamente). Además, necesitan personas comprometidas: desde equipos técnicos que mantengan el software hasta participantes que documenten el trabajo para que más personas aprendan a realizarlo. Y por último, son imprescindibles los acuerdos para la gobernanza y la convivencia, sin los cuales las comunidades podrían deteriorarse. Esto es necesario para que estos proyectos sean realmente inclusivos y no se reproduzcan marginaciones y exclusiones que existen en otros espacios.
Podemos pensar en estas plataformas colaborativas como en “infraestructuras de lo común”. Es decir, son espacios y recursos públicos, que no pertenecen a ningún gobierno ni empresa privada, pero que permiten la producción de bienes comunes culturales que hoy son fundamentales. Como dijo el wikipedista argentino Patricio Lorente, ex-miembro de la Junta Directiva de la Fundación Wikimedia, un empresario privado como Elon Musk no podría comprar Wikipedia “simplemente porque no tiene dueño”. De algún modo, Wikipedia y otros proyectos de cultura libre y colaborativa, prefiguran un mundo en donde los resultados de la cooperación social no son privatizados, sino puestos en común bajo un modelo de producción comunitario y democrático.