3. La curaduría de contenidos en los medios sociales

Cuando queremos que el público se involucre con los archivos culturales, ya vimos que la disponibilidad no es suficiente. A priori, es altamente probable que los contenidos queden ocultos por la enorme cantidad de información que se comparte en la red diariamente. Cuando “todo está ahí” es como si nada lo estuviera. Es por eso que un proyecto de comunicación de colecciones debe facilitar la búsqueda y la identificación de los materiales. Esto se logra, en parte, mediante el correcto uso de metadatos, categorías y etiquetas, que ya vimos en módulos anteriores. Pero además es fundamental realizar una buena curaduría de contenidos en nuestro blog y en redes sociales, para rescatar lo más interesante según criterios de relevancia para nuestra comunidad, llamando la atención sobre el material de una forma que sea atractiva y didáctica para el público.

Cuando se realiza la difusión de colecciones digitales medianas o grandes, sólo podemos compartir o destacar una fracción pequeña de todo el acervo. Por esa razón, la tarea de curar contenidos en blogs y redes sociales implica tomar decisiones importantes, que definen en buena medida la perspectiva que mostramos de la historia.

Algunas consideraciones elementales: para realizar una buena curaduría de contenidos en Internet, es preciso conocer bien el acervo. Sólo podemos rescatar y contextualizar aquello que conocemos. Algunas acciones que pueden ayudar a mejorar el alcance y la difusión de los contenidos en nuestro blog y en las redes son:

  1. Acompañar la publicación de los materiales con una explicación de la importancia o la significación que tienen.

  2. Usar imágenes que ilustren o comuniquen algún aspecto del contenido: las imágenes son un elemento que capta la atención de la gente y le ayuda a hacerse una idea del material de un vistazo.

  3. Usar un lenguaje apto para no expertos: considerar que el público no estará compuesto únicamente por investigadores o profesionales de la información, sino también por legos en el tema.

  4. Prestar atención a las fechas: las efemérides suelen funcionar como disparador de curiosidad en torno a los personajes y hechos históricos.

  5. En algunas ocasiones, acompañar la publicación de los materiales con algún tipo de llamado a la acción: preguntas, encuestas o consignas que puedan despertar interés y que inviten a que las personas compartan sus conocimientos (o sus dudas) sobre los materiales del acervo.

En un post de 2015 del blog de Europeana Pro, Beth Daley hace una serie de reflexiones sobre la tarea de curaduría y los dilemas a los que se enfrenta esta tarea. Daley, a partir de la observación de la actividad del Facebook de Europeana, llega a la conclusión de que los contenidos que los community managers de Europeana comparten están sesgados hacia la visibilización de varones, blancos, de Europa Occidental y del siglo XX. Existen varias razones que pueden explicar por qué en un proyecto democratizador como Europeana se repiten estos sesgos sociales. Entre dichas razones se encuentra la formación cultural de quienes realizan la tarea de curar los contenidos. Si uno no conoce personajes históricos que sean mujeres o afrodescendientes, difícilmente pueda compartir su vida y sus obras. Por otro lado, Facebook y otras redes sociales suelen premiar los contenidos más reconocibles e inmediatamente atractivos, por lo cual todo community manager se ve tentado a compartir aquello que la gente puede cliquear y compartir más fácilmente.

Por esta razón, a la hora de realizar la curaduría de contenidos de colecciones digitales, sobre todo cuando se trata de colecciones públicas o de interés social, es necesario establecer ciertas reglas o políticas institucionales que permitan mostrar una versión de la historia más equilibrada. Entre otras cosas, es necesario que los curadores investiguen sobre poblaciones, movimientos y sectores invisibilizados, y que contribuyan a sacarlos a la luz. Por otra parte, puede ser interesante establecer reglas de publicación que estimulen a quienes realizan la curaduría a que, por ejemplo, alternen entre hombres y mujeres, o a que mantengan una proporción razonable entre personajes ampliamente conocidos y otros personajes menos conocidos pero importantes a nivel regional o local.

Como conclusión, si bien es relativamente fácil y tentador compartir una y otra vez los “materiales estrella” de nuestro acervo, el desafío es también generar entusiasmo en torno a materiales que no son los que habitualmente la gente iría a buscar primero. Para ello, es posible apelar a historias curiosas, a detalles interesantes pero poco conocidos y a otras estrategias narrativas que tiendan a visibilizar los materiales ocultos.

En definitiva, la función del curador de contenidos en redes sociales implica mucho más que meramente conseguir nuevos seguidores u obtener más clics o “me gusta” en el corto plazo. En las instituciones y proyectos culturales, el objetivo de la comunicación no consiste en hacer crecer las métricas de las redes. Por el contrario, la función es ayudar a que la gente descubra el patrimonio cultural, reflexione sobre él y lo reutilice en nuevas creaciones intelectuales. A veces, sin perder frescura y cercanía con la audiencia, vale la pena sacrificar algún “me gusta” inmediato en favor de ayudar a democratizar el patrimonio y hacer visible la diversidad cultural.